¡Bienvenidos a nuestra nueva sección de Dharma en Español! Aquí en Tricycle reconocemos la importancia de seguir ofreciendo el dharma a los practicantes de una amplia gama de comunidades, y dado el creciente interés en el dharma en español, hemos puesto en marcha una nueva iniciativa para ofrecer enseñanzas originales y traducidas. Profesores de habla hispana de Latinoamérica y Europa han contribuido generosamente con charlas de dharma y prácticas que publicaremos en nuestra página web y en la revista, así como con artículos seleccionados de nuestra Sección de Enseñanzas. Esperamos que estos artículos cuidadosamente seleccionados les inspiren, desafíen y apoyen, y que también animen a todos aquellos que buscan la liberación a recorrer el camino de la práctica.
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Welcome to our new Dharma in Spanish section! Here at Tricycle we recognize the importance of continuing to make the dharma available to practitioners across a wide range of communities, and given the increased interest in Spanish dharma, we’ve started a new initiative to offer ongoing original and translated teachings. Spanish speaking teachers from both Latin America and Europe have generously contributed dharma talks and practice pieces that we’ll be publishing in our website and print magazine, as well as selected pieces from our Teachings section. It’s our hope that these carefully curated offerings will inspire, challenge, and support you and encourage all those seeking liberation to walk the path of practice.
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Cuando estaba al final de su vida, el Buda histórico dijo: “Pueden pensar que después de que me muera, su maestro se habrá ido, pero no deberían pensar así. Después de que me vaya, el Dhamma y el entrenamiento serán su maestro.” La palabra Dhamma tiene una variedad de significados. Puede significar las leyes de la naturaleza. Puede significar la realidad misma. El Dhamma también puede significar sólo cosas; fenómenos. Puede significar las enseñanzas del Buda—sus enseñanzas para despertar. Podemos ver el Dhamma como cualidades mentales o principios que subyacen a nuestra experiencia. Hay una variedad de formas de experimentar lo que significa esta palabra Dhamma.
Del mismo modo, podemos explorar el significado de la palabra Buda. “Buda” es descriptivo. Significa “uno que está despierto.” La persona histórica que conocemos como el Buda no nació siendo llamada así. Su nombre era Siddhartha Gotama, y nació en el clan Shakya. Descubrió el Camino que lleva al despertar y a la libertad de la insatisfacción de la vida. Después de eso, llegó a ser llamado el Buda, el despierto. Sin embargo, esta palabra “Buda” no representa simplemente a una persona que murió hace miles de años. Significa despertar. Buda proviene de la raíz Pali “budh” que significa “despierto o con comprensión.” Todas esas palabras apuntan a lo mismo. Describen el despertar o la iluminación.
¿Puede esta comprensión cambiar nuestra relación con el Buda histórico? ¿Qué significa despertar? ¿Va más allá de ese personaje histórico que describen los libros de historia? ¿Qué significa el Dhamma que él compartió?
Hace varios años, yo vivía en el Centro Zen Mano Vacía. Está en New Rochelle, Nueva York, una ciudad suburbana a unos treinta minutos en tren al norte de la ciudad de Nueva York. Era principios de abril, la época del año en que las personas que practican el Zen japonés suelen celebrar el cumpleaños del Buda histórico. Es tradicional ofrecer un pastel de cumpleaños en el altar para celebrar este día tan importante. Por eso fui a la panadería hispana al final de la cuadra—para comprar un pastel de cumpleaños para el Buda.
Hablé con la persona detrás del mostrador y en español le dije: “Me gustaría un pastel de cumpleaños.” Señalé uno de los pasteles de chocolate y le dije: “Quiero que diga: ‘Happy Birthday Buddha.’” Dijo: “Está bien, ¿puedes deletrearlo—lo de Buda?” “Sí,” le dije y lo escribí para él: “B-u-d-d-h-a.” Luego, el señor fue a la cocina en la parte trasera de la tienda para pedirle a la persona que hizo la cocción del pastel que se encargara del letrero.
En un momento, el señor regresó al mostrador y me pregunto, “¿Rosado o azul?” Y me quede fría. Era un koan. Un koan es un encuentro con la sabiduría universal, la naturaleza de la realidad. No se debe contestar con un análisis o una respuesta convencional. ¿Rosado o azul, rosado o azul? Ah! “¿Me estaba preguntando de qué color quería el glaseado?”, le dije, y él contestó, “Sí.” Aún así, me quedé atónita porque pensé, Vaya, Buda no es ni rosado, ni azul, ni amarillo, ni púrpura; ni hombre, ni mujer, ni otro tipo de persona. El despertar no es definible de esa manera. O se podría decir que incluye todas esas cosas y eso también seria correcto. Por un momento me quedé en silencio y el señor comenzó a mirarme extrañamente, como quien dice, “¿No sabes si esta persona para la que le estás comprando un pastel quiere rosado o azul?” Finalmente, dije, “Blanco, ponle glaseado blanco.” Él asintió y volvió a la cocina.
Una vez más, regresó al mostrador donde yo estaba parada un momento más tarde y preguntó, “¿Es una persona?” Una vez más, pensé, Ah, tantos koan hoy. Tantas preguntas difíciles. ¿Es Buda una persona? Sí, no, sí y no. Cualquiera de esas respuestas estará bien. ¿Vamos a entrar en toda una discusión filosófica sobre el despertar con este buen señor de la panadería? No sé. No sé qué decir. Me quedé en silencio por un minuto. Una vez más, solo esperó a ver cómo respondería. Finalmente respondí con lo convencional. “Sí,” dije asintiendo con la cabeza, “Buda fue un hombre que vivió hace mucho tiempo.“
Para mi es importante recordar que el Buda fue un ser humano. Tuvo que hacer mucho esfuerzo para alcanzar la iluminación. Hubo periodos en que casi no comía y en que trataba de contener el aliento en la búsqueda del sendero a la paz, pero luego dijo que no era saludable o eficaz practicar así. En su compasión para nosotros nos contó, tanto lo que no servía, como lo que si sirve para alcanzar la paz que buscamos.
El senor de la panadería asintió también y dijo, “Está bien,” y un poco después regresó con el pastel. Sonrió mientras me mostraba el hermoso pastel de chocolate con pequeñas letras blancas que decían “Happy Birthday Buddha.” Y luego, cuando comenzó a ponerlo en la caja, se volvió hacia mí y me preguntó, “¿Es una ofrenda?” Profundamente conmovida pensé, Ah, maravilloso, lo entendió de alguna manera, incluso sin que yo lo explicara.
Es casi seguro que este hombre no era budista. Llevaba una cruz en una cadena alrededor de su cuello, y aunque podía ser cristiano y budista al mismo tiempo, me sentí bastante segura, debido a sus preguntas, de que eso no era cierto. Aun así, de alguna manera le quedó claro que el pastel era una ofrenda. Fue un momento muy hermoso porque era obvio que de cierta manera, él sabía lo que es Buda. No tuve que decírselo.
Buda es lo que inspiró esta ofrenda. Buda es aquello que va más allá del glaseado rosado o azul. Buda es aquello que va más allá del hombre en la India. Buda es aquello que va más allá de explicar la historia o el futuro. El despertar trasciende todo eso. Y, sin embargo, estamos aquí mismo experimentando Buda. Y estaba justo allí, en la panadería latina en New Rochelle, justo allí donde un hombre de la panadería estaba reconociendo la oferta, inspirando la celebración, inspirando la práctica.
A veces suele ser difícil hablar del despertar. Algunas personas sienten que está muy lejos o que es incluso imposible alcanzarlo. Algunas personas piensan que es arrogante soñar con despertar como lo hizo el Buda histórico. Sin embargo, cuando preguntamos si existe la iluminación o dónde está la iluminación hoy, yo sugeriría que no hay lugar donde no podamos encontrarla. La experimentamos entregándonos a la realidad de las cosas tal como son. Es decir, podemos experimentarla cuando estamos dispuestos a ver más allá de las categorías y experimentamos las cosas en su expresión única. Es por eso que el Buda habló de la realización como “conocer y ver las cosas tal como son.” Es por eso que hablamos de practicar en el momento. Es por eso que hablamos de este cuerpo y mente, no solo como vehículos para alcanzar la sabiduría, sino como la sabiduría misma.
Afortunadamente, no tenemos que buscar la realización sin ayuda. Tenemos algunas enseñanzas. Tenemos la historia de una persona que vio esa sabiduría por sí misma, penetrándola por completo. Y en lugar de ir por ahí diciendo que nadie sería capaz de igualarlo, el Buda pasó cuarenta y cinco años describiendo su experiencia y animando a los demás a que lo intentaran. Día tras día el Buda habló de su absoluta confianza en el hecho de que cualquiera que esté dispuesto puede lanzarse al Camino y encontrar el Dhamma del despertar.
¡Feliz cumpleaños Buda!
Ayyā Dhammadīpā, la fundadora de la Comunidad Budista Dassanāya, ha practicado el budismo desde 1987. Es una bhikkhuni (monja) ordenada en la tradición Theravāda, y una Maestra y Sacerdote en el linaje de Suzuki Roshi de Soto Zen. Su libro reciente se titula Regalos mayores que los océanos: beneficios de la práctica budista de dar.
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As he was nearing the end of his life, the historical Buddha said, “You may think that after I die, your teacher will be gone, but you shouldn’t think like that. After I’m gone, the dhamma and the training will be your teacher.” The word dhamma has a variety of meanings. It can mean the laws of nature. It can mean reality itself. Dhamma can also mean just things or phenomena. It can mean the teachings of the Buddha—his teachings for awakening. We can see dhamma as qualities of mind or principles that underlie our experience. There are a variety of ways to experience what this word dhamma means.
Similarly, we can explore the meaning of the word Buddha. “Buddha” is descriptive. It means “one who is awake.” The historical person that we know as the Buddha wasn’t born with that name. His given name was Siddhartha Gotama, and he was born into the Shakya clan. He discovered the Path that leads to awakening and to freedom from the unsatisfactoriness of life. After that, he came to be called the Buddha, the awakened one. Yet this word Buddha does not simply stand for one person who died thousands of years ago. It means awakening. Buddha comes from the Pali root “budh” meaning “awake or with understanding.” All those words are pointing to the same thing. They describe awakening or enlightenment.
Can this understanding shift our relationship to the historical Buddha? What does awakening mean? Does it go beyond that historical personage that is described in the history books? What is the meaning of the dhamma that he shared?
A number of years ago, I was living at Empty Hand Zen Center. It is in New Rochelle, New York, a suburban town about a 30-minute train ride north of New York City. It was early April, the time of year when folks practicing Japanese Zen typically celebrate the historical Buddha’s birthday. It is traditional to offer a birthday cake on the altar to celebrate this important day. That’s why I had walked to the Latin bakery at the end of the block—to buy a birthday cake for the Buddha.
I spoke to the person behind the counter in Spanish and said, “I would like a birthday cake.” And I pointed to one of the chocolate cakes and said, “I want it to say, ‘Happy Birthday Buddha.’” He said, “OK, can you spell it—the Buddha part?” “Sure,” I said and wrote it down for him: “B-u-d-d-h-a.” Then he went to the kitchen in the back of the store to ask the person who did the baking to take care of the sign.
In a moment, he came back to the counter and said to me, “Pink or blue?” And I was stopped cold. It was a koan. A koan is an encounter with universal wisdom, with the nature of reality. One shouldn’t reply with an analysis or a conventional response. Pink or blue, pink or blue? Ah, was he asking me what color frosting I wanted, I asked him, and he said, “Yeah.” Still, I was stunned because I thought to myself, “Well, Buddha isn’t pink or blue, or yellow or purple, or male or female, or any other kind of person.” Awakening is not definable in that way. Or we could say it includes all of those things, and that would also be true. For a moment, I was silent and the man behind the counter started looking at me oddly, as if to say, “You don’t know whether this person whom you are buying a cake for wants pink or blue?” Finally, I said, “Just white—use white frosting.” He nodded and went back to the kitchen.
Again, he came back to the counter where I was standing a moment later and he asked, “Is it a person?” Again, I thought, “Oh, so many koan today. So many hard questions.” Is Buddha a person? Yes, no, yes and no. Any of those answers would be OK. Are we going to get into a whole philosophical discussion about awakening with this nice gentleman from the bakery? I don’t know. I don’t know what to say. I stood there quietly for a minute. Again, he just waited to see how I would answer. I finally answered with the conventional truth. ‘Yes,” I said nodding my head, “Buddha was a man who lived a long time ago.”
For me it is important to remember that the Buddha was a human being. He had to make a lot of effort to realize enlightenment. There were periods in which he hardly ate and tried to hold his breath in his search for the path to peace, but later he said that it wasn’t healthy or helpful to practice that way. Out of compassion for us he told us what does and doesn’t work in order for us to reach the peace that we are seeking.
The gentleman from the bakery nodded and said, “OK” and soon returned with the cake. He smiled as he showed me the beautiful chocolate cake with little white letters that said, “Happy Birthday Buddha.” And then as he started to put the cake in the box, he turned to me and asked, “Is it an offering?” Deeply moved, I thought, “Oh my gosh, he got it somehow, even without me explaining what it is.”
This man was almost certainly not Buddhist. He was wearing a cross on a chain around his neck, and while he could have been both Christian and Buddhist, I felt fairly certain that wasn’t true because of his questions. Yet somehow it became clear to him that the cake was an offering. It was just so beautiful, because it was obvious that in that moment, he knew what Buddha is. I didn’t have to tell him.
Buddha is that which inspired this offering. Buddha is that which goes beyond pink or blue frosting. Buddha is that which goes beyond the man in India. Buddha is that which goes beyond past or future. Awakening transcends all that. And yet we are right here experiencing Buddha. And it was right there in the Latin bakery in New Rochelle, right there, in a man from the bakery recognizing the offering, inspiring the celebration, inspiring the practice.
I sometimes find that it is difficult to speak about awakening. Some folks feel that it is very far away or even impossible. Some folks think that it is arrogant to even dream of awakening as the historical Buddha did. However, when we ask what is awakening or where awakening is today, I would suggest that there’s no place where we can’t find it.
We experience it settling into the reality of things just as they are. That is, we can experience it when we are willing to see beyond the categories and experience things in their unique expression. That is why the Buddha talked about realization as “knowing and seeing things just as they are.” That is why we talk about practice in the moment. That’s why we talk about this body and mind, not just as the vehicles for attaining wisdom, but as wisdom itself.
Thankfully, we don’t need to search for awakening without help. We have some teachings. We have the history of a person who saw that wisdom for himself, penetrating it completely. And rather than go around saying that no one would ever be able to match him, the Buddha spent forty-five years describing his experience and inspiring others to try it. Day after day the Buddha spoke of his absolute confidence in the fact that anyone who is willing can embark on the path and find the dhamma of awakening.
Happy birthday Buddha!
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